jueves, 28 de octubre de 2010

¿Y los de los derechos humanos quierde?

Dicen que en las sociedades civilizadas una persona a la que se le imputa algún crimen o delito es inocente haste que se pruebe lo contrario. Dicen que esa persona tiene derecho a la legítima defensa. Son, según entiendo, derechos fundamentales de los individuos. Así mismo, entiendo que existen unos sujetillos de almorranados traseros que dedican a protestar cuando éstos y otros derechos humanos son violentados. Lo curioso del asunto es que estos hombres y mujeres de "nobles corazones" solo se los ve cuando estas violaciones tienen matices políticos que pueden ser capitalizados de manera favorable para su causa ideológica. Por lo general son gente buena que comulga con las ideas de izquierda y socialismo, y todo aquello que sirva para apuntalar esa chueca forma de ver las cosas a través de sus gestiones en su materia de especialidad.

Pero cuando el violador de los derechos o quien auspicia tal hecho es uno de sus líderes, y es de izquierda, (o dícese serlo) estos pusilánimes seres brillan por su ausencia. Tienen miedo a perder los favores del reyezuelo, el mismo que los tiene bien gorditos atendiendo selectivamente los casos de violaciones de derechos humans en sus oficinas y dependencias de la presidencia.

A éste pobre chapa no hay quien lo salve de la iracunda arremetida de ese acomplejado, prepotente y amargado presidente.

¿Dónde están todos esos imbéciles de los derechos humanos en el caso del chapa César Carrión?

El Presidente ya lo enjuició y condenó. Inlfuyó en los jueces y dictaminó su culpabilidad y hasta la pena a ser cumplida. Contradecir al president ante medios de comunicación internacional es un delito en éstos días.

Ecuador un sitio invivible

lunes, 18 de octubre de 2010

Contrastes que duelen

Mientras en el Cono Sur 16 millones se unieron para el rescate de 33, en otros sitios, uno solo se está encargando de hundir a 13 millones. ¡Qué contraste tan radical! Hemos visto cómo un Presidente ha logrado convocar a toda una nación a arrimar el hombro y ha logrado que todos dejen de lado sus mezquindades en aras de un objetivo común. Asimismo hemos sido testigos de cómo otro Presidente ha sabido atizar las llamas del odio y el resentimiento para polarizar a todo un pueblo. ¡Qué gran ejemplo nos han dado nuestros hermanos chilenos y qué altura la de su Presidente! ¡Qué pena que en Ecuador no podamos pensar y sentir lo mismo! Un triunfo de la sensatez.