lunes, 31 de enero de 2011

Ruptura de los 25

¿Finalmente entraron en razón R-25? ¿A quién creen que engañan estos cómplices del descalabro institucional?

Los de R-25 lograron sus puestitos gracias a que se acogieron a la sonrisa y encantos que Correa despiertan en las turbas. Este grupo, por ejemplo, combatieron a muerte la idea del voto en plancha durante la época de Gutiérrez; pero el rato en que se encaramaron a la camioneta de Correa, sumaron sus voces por el voto en plancha, y a ello deben sus puestos. Correa por lo tanto tiene razón en tildarlos de traidores y oportunistas.

Correa está desgastado políticamente y estos "jóvenes" de 40 y pico de años ciertamente planean medrar en un futuro no muy lejano, por lo tanto, cual Poncio Pilatos, se desligan y distancian del gobierno dando (queriendo hacer creer) la impresión de honestidad intelectual y sindéresis entre el discurso y la praxis. Lavan su imagen, se distancian y pretenden perfilarse como verdaderos adalides del socialismo "puro y honesto" aparovechando la coyontura de la consulta popular/referéndum. Sin embargo, como buenas almas pusilánimes, expresan su deseo de seguir colaborando en todo aquello que sea de "interés nacional" y en aras del "proyecto". Estas personas claudicaron en sus propios principios desde el inicio. Permitieron que Correa se tome el TSE y despida diputados y llame a constituyente violando todo precepto constitucional y aceptaron la prima del correismo: El fin justifica los medios, y el pueblo lo legitimará en las urnas. Logrando así una verdadera dictadura de las urnas. Una oclocracia rampante. El hecho de que se hayan cansado de esto, no los exime de culpa ni los hace quedar como honestos intelectualmente. Depusieron sus principios y agendas por la imposición de la agenda electorera de Correa. Aceptaron las violaciones al adefesio ese de constitución incluso desde antes de que salga del horno, haciéndose los desentendidos cuando retocaban la constitución horas antes de ser puesta a consideración del pueblo. Aceptaron que el antiguo TC mute a CC y sus representantes se auto prorroguen en sus funciones a pesar de las propias disposiciones transitorias creadas por estos mismos levantamanos. Condonaron el nepotismo de los miembros del círculo rosa, pese a que lo combatieron ferozmente en el gobierno de Gutiérrez. Nos salieron con linduras como la diferencia entre hurto y robo y la pena que debe recibir cada uno de estos actos y quién es la autoridad encargada de lidiar con los casos de uno y otro. Nos dejaron con la sensación de que si en medio de un acto de expropiación involuntaria y forzada de los bienes personales, existían sangre y semen de por medio, el asunto sería considerado robo, de lo contrario, un par de rasguños y palabrotas, solo lo remiten a la categoría de hurto. Salieron con idioteces como la corresponsabilidad en los casos de manutención y se lucieron poniendo a abuelos y tíos en la cárcel por la irresponsabilidad de los padres biológicos. La lista de actos oprobiosos es enorme, y así podemos ver como de una u otra forma colaboraron con el descalabro institucional del país, mientras traicionaban a cada paso sus propios supuestos "principios" de lucha. No fue una, sino innumerables, las veces en que se hicieron de la vista gorda ante los atropellos a la propia constitución que ellos hacendosamente bordaron para su líder y ante los actos de corrupción de sus ahora ex compinches.

El crucero llamado Correa está haciendo agua. ¿Adivinen quiénes son los primeros en abandonar el barco? Por eso no hay mérito ni merece congratulaciones el que Betty Amores, los castrados mentales de R-25 y otros cómplices, encubridores, colaboradores y aduladores de la robo-lución ciudadana abandonen el barco que los llevo a puestos públicos en donde desperdiciaron la oportunidad de hacer algo verdaderamente valioso.
Las otrora eufóricas y fogosas mentes lúcidas de corazones en ascuas, ahora se van con la esperanza de seguir aparentando lo que nunca fueron: consecuentes y honestos. Muy tarde panitas.

3 comentarios:

Juan Sebastián Utreras-Carrera dijo...

Dejaron todo igual: el voto sigue siendo obligatorio, no fomentaron el bicameralismo, redujeron la edad para votar. Todo apuntando a fortalecer el populismo y el voto en plancha. Por todo lado, estos mozalbetes jodieron al país!

Anónimo dijo...

Ruptura en la camioneta

Por : Daniel Marquez Soárez

Así como hay especialistas en elegir el bando derrotado, hay quienes tienen grabada en sus genes la capacidad de caer de pie y sentir hacia dónde sopla el viento.

Como esos políticos viejos que año a año se acomodan. Como la izquierda, siempre inocente. Como nuestra oligarquía, que nunca pierde. O como Ruptura de los 25, un híbrido con las mañas de esos tres grupos.

Su funcionamiento es sencillo: un par de aniñados vanidosos quieren jugar al Llanero Solitario presidenciable y un montón de desubicados se prestan para el papel del fiel y obediente Indio Toro. Aupados por la élite, incubados por gringos políticamente correctos y mimados por la prensa beata, crecieron rápido y se arrogaron una importancia ficticia.

Luego, sus principales cuadros protagonizaron un camisetazo de antología de primera a segunda vuelta, aprovechándose de las debilidades y complejos de Rafael Correa (amaba todo lo que fuera joven y/o izquierdista). Ahora, cambian nuevamente de proveedor.

Son un movimiento nacional, pero hay algo muy serranito en ellos: presumir de una virginidad hace tiempos perdida. Perfectitos, mediáticos, puros, brillantes, siempre con la respuestita socrática y el sarcasmo oportuno a punto, feministas, izquierdistas, defensores de los derechos de los animales y los colectivos; son especialistas en no ofender a nadie y salir limpios del chiquero.

Tenían “más coincidencias que divergencias” con el Gobierno, incluso después de que Pesántez les diera a un par de ellos una humillante cátedra sobre el mundo, pero ahora, coincidencialmente ahora, ¡les retoñan los ideales! Pero tampoco se pelean por completo.

Hay que dejar, por si acaso, la puerta abierta. Solo podemos estar seguros de dos cosas con respecto a ellos: rondarán por nuestra política durante décadas, de un partido a otro, y jamás conocerán la dignidad de quien se hunde con orgullo por lealtad y convicción. Ser leal a un “ideal” es fácil, uno puede siempre transformar, matizar y maquillar ese ideal a conveniencia, según las exigencias del momento y jamás tendrá que verlo a los ojos y decirle “me largo”.

dmarquez@lahora.com.ec

Anónimo dijo...

La ruptura de Ruptura

Por: Manuel Ignacio Gómez Lecaro
manueligomez@yahoo.com

Con Correa la cosa es todo o nada. Su supuesta revolución no aguanta críticas ni revisiones. Los que están conmigo son buenos y patriotas, el resto, unos traidores.

La salida de Ruptura de los 25 de Alianza País llega tarde. Hace tiempo tenían razones iguales o mayores a la de ahora para hacerse a un lado. Habían optado por encontrar coincidencias e ignorar los abusos de su Gobierno. Ahora reaccionaron. Aunque su separación sea parcial y tímida, enfocándose solo en la consulta y sin asumir una postura realmente crítica, más vale tarde que nunca.

Ante estas separaciones y críticas de sus ahora ex compañeros, Correa actúa como Correa. No podemos esperar más. Primero dice que le apena la salida de personas brillantes que estima. Después los llama traidores, cobardes, desleales, oportunistas. Los acusa de “izquierda infantil oportunista” y de unirse a la “derecha más recalcitrante”. Calificativos politiqueros a los que ya estamos acostumbrados.

En el fondo, a Correa debe dolerle que lo abandonen justamente personas que él respeta. Siempre le sobrarán asambleístas levantamanos dispuestos a seguirlo hasta el final para conservar sus privilegios. Funcionarios temerosos de perder sus puestos, dispuestos a acatar cualquier orden, tampoco le faltarán. A esos Correa los necesita. Pero no los respeta realmente. Ni les teme.

Junto a estas críticas a sus desertores, he escuchado estos últimos días a Correa repitiendo una idea: No soy yo quien decidirá los cambios, será el pueblo con su voto en la consulta. Falso. La gigantesca presencia e influencia mediática de Correa, pagada por todos nosotros, definirá en gran medida las respuestas. ¿Acaso existía un clamor popular para ir a la consulta? Los ecuatorianos no contestarán diez preguntas basados en sus reflexiones y posturas ante ellas. Votarán a favor o en contra del presidente. Darán un voto a su popularidad que ha sabido conservar despilfarrando nuestra plata.

Correa impone esta consulta con fines muy claros. Las consecuencias de su decisión son su responsabilidad. No es la partidocracia –¿existe todavía, cuántos votos representan?–, ni la derecha –¿alguien les hace caso a los pocos que han salido a hablar?–, ni ninguno de estos enemigos creados por Correa, los culpables de la separación de sus asambleístas y funcionarios. El único culpable es Correa, al pasar de ser el candidato de las “manos limpias y corazones ardientes”, al presidente autoritario que busca controlar todos los poderes.

Por ahora, poco cambiará con la salida de estos ex correístas. Correa seguirá controlando la Asamblea. Le meterá mano a la justicia. La mayoría de los medios seguirá en su poder –¿a qué inversionista le interesará poner plata en un canal de TV si no puede invertir en otros negocios?–. Y su Gobierno derrochador y publicitario continuará comprando su popularidad. Por ahora.

Pero las nuevas voces, de la misma izquierda, que critican a Correa pesan más que las voces de oposición. Otros gobiernistas, que se unieron a un movimiento supuestamente democrático y ahora se ven en medio de un experimento caudillista, se animarán a dar el paso. A dejar la mentira. Se sumarán sus voces. Serán más. Y más fuertes.

La ruptura de Ruptura no es cosa pequeña.