¡Imbecilidad en su salsa!

Lo veo y no lo creo. No estoy seguro, si Fausto Camacho, vocal del Consejo Nacional Electoral (CNE) dijo lo que dijo en bona fide, o si lo hizo con premeditación, alevosía, ventaja y obsecuencia al asesoramiento oficialista, o si simplemente lo hizo en son de broma. De cualquier forma, decir que “Se establece que las autoridades objeto de revocatoria cuando la solicitud esté debidamente calificada por el CNE podrán, en su ejercicio de autonomía de voluntad, solicitar la suspensión del proceso en base a la presente sentencia” (sic) es una sincera muestra de limitación intelectual, (en caso de que esta idea se origine en intenciones honestas) una mofa o ambas. Además de ser ésta, una interpretación intestinal y antojadiza de lo que está establecido en la constitución aquella, diseñada por otro grupo de serviles levantamanos, es una muestra del cinismo y la impunidad que fomentan y en que se desenvuelven quienes nos gobiernan. En caso de que Camacho se haya pronunciado de buena fe, simplemente nos deja el sabor en la boca de que este señor vive en un mundo de párvulos y de que adolece de alguna seria deficiencia enzimática. ¿A quién se le puede ocurrir decir que queda en las manos de uno mismo dar paso a la idea de que nuestro jefe nos pueda despedir o no? ¿Señor diputado, alcalde, presidente, le parece buena idea dar libre tránsito a la propuesta de revocarle el mandato que sus mandantes están solicitando? Nada sorprendente, cuando hablamos de la tierra de nadie llamada Ecuador.