lunes, 24 de agosto de 2009

La mente revolucionaria

¡Qué alguien me explique!

El concepto de revolución ciudadana es algo que no tiene cabida en la mente de cualquier homo sapiens de mediana sensatez. Nadie, provisto de esa sensatez, aparentemente ausente en las mentes revolucionarias, puede, podría o podrá entender ironías y contradicciones como las que serán expuestas a continuación.

Los leguleyos mentalizadores y los teóricos de esta revolucioncita, no está por demás decirlo, en general son miembros de esas logias de rapaces defensores de supuestos derechos humanos, que hoy fungen de comensales de Carondelet. Son ellos los artífices de todas esas linduras extravagantes que vienen cargadas de las mejores intenciones y de la más arraigada y sublime conciencia social. Son ellos, quienes, bien sea por la vía del asesoramiento a los güiñachiscas ejecutores del gobierno, o ya sea pasándole el proyecto al compañerito-ciudadano-economista-presidente para que éste a su vez lo someta a “aprobación” ante un atado de borregos levantamanos obsecuentes y obedientes, o alterando ex-tempore los textos de la sábana esa que llaman constitución, engendraron todos esos mandatos, leyes y decretos que vienen atiborrados de pintorescos y alegóricos derechos y resarcimientos sociales.

Son ellos mismos –los izquierdizados bienpensantes de los DDHH - quienes reconocen que el origen de esas leyes en pro de tantos derechos, está marcado por las inequidades existentes. Son ellos quienes, en teoría, se oponen a las prácticas maquiavélicas, pero en la realidad, apoyan y se suscriben a un gobierno carente de ética y moral, que, en el mejor de los casos, justifica los medios para obtener ciertos buenos fines.

Y digo en el mejor de los casos, porque en la mayoría de veces, la noble finalidad o el objetivo de verdadera justicia social, son simplemente inexistentes, y en su defecto, se utiliza el membrete de estas causas, para eufemísticamente etiquetar y ocultar acciones que benefician a muy particulares intereses. Esto no es nada nuevo en el panorama político del Ecuador desde hace muchas décadas. Sin embargo, llama la atención el hecho de que habiendo sido este gobierno y su caudillo, merecedores del voto popular, por precisamente enarbolar en su inflamada retórica y gesticulaciones corpóreas, un distanciamiento con ese caduco y corrupto sistema, sean hoy por hoy los abanderados de dichas actividades tan repudiadas. La realidad y los hechos, contradicen a dicha retórica y simplemente convierten a esos “corazones ardientes”, “mentes lúcidas” y “manos limpias”, en una mera jorga de pelafustanes que solamente se diferencian de la inmundicia anterior, por el color verde que los cobija. Por lo tanto, cabe insistir, que en Ecuador, quienes laboran por los derechos humanos, mayoritariamente detrás de un escritorio y sus decenas de libros super especializados en el tema, simplemente terminan haciéndole el juego al oprobio, a la estulticia, a la impunidad y al cinismo impúdico de las acciones de un gobierno que es experto en darle buen olor y color a la carroña.

Por ejemplo, en Ecuador, la falta de oralidad de los juicios y de los jueces, el empantanamiento de las causas, el letargo con el que llegan las sentencias de cualquier proceso penal o jurídico, han hecho que quienes se han visto privados de su libertad –justa o injustamente- por posibles vinculaciones con crímenes punibles plenamente tipificados, se pudran en las cárceles del país más allá del tiempo que se supone, esperando que la causa se inicie, prosiga o culmine con una sentencia acusatoria o absolutoria.

Gente que, a pesar de haber cometido algún delito sancionable, y cuya pena máxima no sobrepasaría un pequeño tiempo en la cárcel, ha tenido que pasar refundida en esos antros de adiestramiento criminal por meses, y hasta años. Es cierto. Hay quienes, siendo inocentes, han sido arrestados por sospechas o por posibles vínculos con hechos punibles. También es cierto que muchos inocentes han sido privados de su libertad, y por la anacronía y por lo obsoleto del sistema judicial, han permanecido en las cárceles del Ecuador por mucho tiempo.

Ante esto, cualquier persona sensata, buscaría reformar el sistema judicial en esos aspectos que lo entorpecen, enlentecen y complican. No obstante, los genios de los derechos humanos, afectos por esa conciencia social de cafetín, se han dolido por esas pobres almas que han sido privadas de su libertad injustamente, o que han purgado sus culpas mas allá de lo que ellos consideran justo, y en lugar de influenciar de manera sensata en el Presidente, quien a través del poder que tiene en estos momentos sobre todas las instituciones del estado, pudiera hacer un verdadero cambio en este asunto, han optado por ser originales, y por lo tanto y copiando a países de primer mundo, han decidido que la mejor solución a este problema es imponer la obligatoriedad de excarcelación de los reos a quienes no se les haya sentenciado en firme en un plazo menor al de un año. Claro está, que esa loable idea de excarcelar a alguien, en los países desarrollados, va acompañada de un sistema judicial mas funcional y eficiente. En Ecuador, solo se siguen poniendo parches y remiendos a los problemas.

Ojalá no ocurra que algún depravado viole a las hijas de estos “concientes sociales”, o que un criminal asesine a alguno de sus seres queridos, y gracias a los buenos oficios de estos modernos justicieros, esos seres nocivos para la sociedad, no sean puestos en libertad, porque la nueva ley castiga de esa manera, la tardanza de los jueces laborando dentro de un sistema obsoleto y arcaico.

Estos “guaguas” intelectuales de la revolución, se la pasan ornamentando con bombillos navideños las ramas del árbol, mientras el tronco y sus raíces están siendo consumidos por el fuego. Vemos pues, como estos astutos personajes, muchas veces promueven ideas similares a esa vieja analogía que reza que para evitar que se den incendios forestales, la mejor solución es talar los bosques, o decretar que se implanten extinguidores en cada esquina.

Otra de esas linduras, que posiblemente tiene sus orígenes en las cuevas donde estos petulantes bienpensantes pululan, es aquella que tiene que ver con la posesión, consumo y tráfico de estupefacientes.

Pero partamos de ciertas premisas, que son las que pueden explicar hasta cierto punto, la motivación de sus acciones y convencida "conciencia social".

Apoyados en su particular forma de entender la libertad, estos señores profesan la idea de que las drogas no deberían ser ilegales. Para ellos, el estado debería legalizar las drogas. Una vez hecho esto, el problema del mercado negro y la criminalidad que rodean al tráfico de drogas tendría que dejar de existir. Sustentan su postura en el ejemplo de lo que sucedió con la prohibición de las bebidas alcohólicas y su posterior legalización. Su simplista visión les conduce a pensar que de la noche a la mañana, y gracias a esta acción los narcotraficantes y grandes carteles de la droga, van a pasar a ser angelitos y honestos empresarios de la droga. Tal parece, para ellos, el mercado negro de drogas perdería su razón de ser, y por lo tanto, la droga dejaría de ser una lacra en la sociedad (¿?) porque ya no habría tráfico y comercio ilícitos. La drogadicción, para estos preocupados pensadores, es una mera nimiedad en toda esta escena, no es una lacra social. A estos defensores de los derechos humanos, no les preocupa el hecho de que posiblemente haya mas humanos drogándose, ya que para hacerlo, solo se requeriría ser mayor de edad, y drogarse de manera "conciente y responsable", (siempre y cuando nos acojamos a los principios de autonomía personal) habiendo sido educados previamente en el uso profiláctico del "sentido común", (igual que con el uso de los condones y la idea que sostienen de educación sexual y responsabilidad) sustentados en aquellas ideas de libertad, que en otras circunstancias, no son aceptables, sin previas prohibiciones y presencia de entes controladores y castigadores, como un obeso estado. No les importa que esos criminales del narcotráfico, que no llegaron a ser juzgados, gracias a que llegó a tiempo la varita mágica revolucionaria, sean librados de toda culpa, y sus crímenes sean olvidados. Olvidan que, a pesar de legalizar alguna droga, quedan muchas mas ilegales, y que además, el espíritu de la libre empresa motivará el ilícito aparecimiento, la producción y la comercialización de nuevas drogas.

No obstante, su simplona visión del mundo los lleva a estar convencidos de que legalizando las drogas, el problema se va a arreglar. No se les ha ocurrido que los capos de los carteles de las drogas, posiblemente se vuelquen a otras actividades ilícitas encubiertas por la comercialización de la famante legitimización del narcotráfico.

Teniendo en cuenta lo dicho arriba, vemos que estos pro-hombres de la revolución, intelectuales de izquierda que abogan por los derechos humanos, están convencidos de que las drogas no son tan malas, y que su consumo debería ser asumido por los hombres y mujeres, de forma libre y responsable, respetando los principios de autodeterminación y albedrío, y por ello, y por ese espíritu de querer ser los pioneros y mas originales, nos salen con la cagada de que ya no es crimen traficar, portar o consumir drogas o sustancias estupefacientes. Resulta que, si un ciudadano o ciudadana, (para seguir el jueguito de la cacofonía de género) es descubierto en posesión de 400 gramos (la cifra exacta no estoy seguro) o menos de droga, este hecho no merece sanción, prisión o multa.

Se puede, eso si, pasar a considerar al individuo portador de la droga, como un vicioso enajenado que necesita ayuda psicológica, obviamente provista y financiada por el estado, pues 400 gramos solo pueden considerarse de "uso personal". Es decir, que si un sujeto porta 400 gramos de droga, o la cantidad que sea que se haya estipulado como cifra que establece el concepto artificial de mero consumo personal, aquí no hay bronca. Pero jamás se les pudo ocurrir, (eso les pasa por vivir abstraídos del mundo real) que mañosamente un traficante de drogas, puede ahora hacerse pasar como mero drogadicto, y que este "drogadicto" en realidad ha fraccionado sus "stash" de droga en pequeños paquetitos de 400gr o la cantidad que sea considerada legal para consumo personal, y luego los comercializa de esa manera. Eso ya pasa en USA. En Camden, ciudad en la que trabajo como médico, los "drug dealers" están apostados, literalmente, en cada esquina de muchos de los barrios barrios de esta ciudad, considerada en los últimos 30 años una de las tres ciudades mas peligrosas de USA, con múltiples preseas por ocupar el primer puesto en años consecutivos. La policía que patrulla las calles de Camden, no puede hacer mucho para evitar el narcotráfico a nivel minorista, pues los sujetos que venden la droga, cuando son detenidos, nunca portan cantidades mayores a las consideradas de "uso personal". Es bien sabido que estos "drogadictos" tienen muchísimos paquetes de similar envergadura, escondidos en algún sitio. "One client at a time" es la política de estos "dealers". Por lo tanto esas novelerías que aplauden ciertos perdedores consuetudinarios, no han logrado cambiar en nada el problema de las drogas, la drogadicción y la criminalidad detrás de las mismas.

Si la sociedad condena el narcotráfico, no solo lo hace porque quien lo ejecuta se involucra en actividades criminales para llevar a puerto seguro su objetivo comercial. La sociedad, en general, prefiere evitar la relajación de las costumbres y el permisivismo de toda actividad que conlleve a las personas a grados de estupor y de degradación humana y personal, que a la postre se traducen en una sociedad dañada, embrutecida, y con incremento de muchos otros males. Por eso se busca criminalizar el consumo y tráfico de estupefacientes.

Cuando, por ejemplo, estuvo vigente la prohibición del alcohol en USA, el consumo ilegal del mismo se lo llevaba a cabo en lugares clandestinos, y la gente no se pavoneaba en estado etílico. Es decir, era muy raro encontrar conductores ebrios. Cierto es que la prohibición conllevó al surgimiento de mafias que comercializaban el alcohol de manera ilegal, lo cual desencadenó una suerte de otras actividades criminales relacionadas a la misma, o que se emanaban de ésta. Desde que el alcohol es lícito, muchos de los capos de esas mafias, a parte de tener negocios perfectamente legales en la industria del alcohol, incursionaron en otras actividades criminales, como la heroína, la cocaína, la prostitución, etc. Mientras tanto, ahora la gente bebe a discreción, sin verguenza, pero al mismo tiempo, se siente mas libre, para conducir en estado de embriaguez. Las estadísticas demuestran que, en USA, la gran mayoría de accidentes de tránsito está relacionada al consumo de alcohol. Lo mismo sucede en Ecuador. ¿Es esto lo que persiguen los defensores de los derechos humanos? ¿Ciudadanos bebiendo y drogándose bajo el axioma de autonomía personal, para luego conducir autos sin mayor recato y causar accidentes?

Los genios de la revolución también creen que quien se mete a “mula” del narcotráfico solo lo hace por encontrarse en situaciones desesperadas, tal y como lo aseveran fue el caso del propio papasito del señor Presidente, quien fue sorprendido por los gringos, transportando droga. Purgó una condena por tal crimen, (en gringolandia) y cuando fue liberado, se pegó un tiro en la cabeza o algo así.

Talvez esta traumatizante historia haya conmovido las entrañas de muchos luchadores de izquierda, quienes creen que toda “mula” del narcotráfico es una víctima de las circunstancias y que peca o ha pecado solamente una vez, y que si se le da una segunda oportunidad, no va a volver a reincidir en dicho crimen. Asumen y quieren hacer creer que las “mulas” del narcotráfico son seres buenos y bondadosos, responsables padres o madres de familia, capaces de hacerlo todo, con tal de que sus guaguas puedan codearse con los hijos de los socios del Club La Unión; que son personas que se han desviado del buen sendero por una sola vez.

Aseguran a la población, que la idea de que las famosas “mulas” luego de excarceladas, no vuelven a reincidir, está confirmada por hechos tan "contundentes" como lo son las estadísticas, mismas que demuestran que estas personas -las "mulas"- no vuelven a ser vistas por las cárceles del país. Estos “bondadosos” legistas revolucionarios son tan “puros e inocentes” que no se les cruzó por la cabeza, la idea de que existe la posibilidad de que las famosas “mulas” pudiesen volver a las andadas y que simplemente ahora, estas “mulas” se han vuelto mas astutas, ágiles y escurridizas, como para dejarse atrapar de nuevo. Talvez esas “mulas” decidieron especializarse, ampliar o diversificar su negocio. Eso nunca pasó por las diáfanas mentes de estos imbéciles revolucionarios de cafetín.

Creen también que es imposible que un ciudadano que es encontrado con 400 gramos o menos de droga, tenga mas droga en su poder que los magros 400 gramos, o que simplemente, debido a que las nuevas normas de comercialización de droga se han estandarizado gracias a la revolución, posiblemente los narcotraficantes empaquen sus productos en muchos paquetitos de droga que no contengan mas de 400 gramos, y que posiblemente los tengan refundidos en otro lado, en un cuartucho o en otra casa.

Al final del día, el narcotráfico, por obra y gracia de las cortesías revolucionarias, ha pasado de execrable crimen, a ser una actividad lícita y decente, siempre y cuando se la lleve a cabo en base a estos "estrictos" estándares de comercialización. ¡Se han lucido con esas leyes! El respeto y amor infinitos a las libertades y derechos de los viciosos y de los traficantes de estupefacientes son causas de una desbordante nobleza y merecedoras de mejor justicia, que bien merecen sus mas arduos esfuerzos.

¡Basta con asegurarse de comercializar los estupefacientes en las cantidades estipuladas por la ley, y ya! ¡Oh qué nobles estos defensores de los derechos humanos! ¡Qué preocupados por la suerte de unos ociosos (facilistas) que quieren la “pasta” por la vía rápida! Lo importante aquí, para estos seres etéreos de colosal sabiduría y de bondad infinita, (los de los de-de/hache-hache)es que esas personas, cuyos errores han sido degradados a meros pecadillos veniales, no purguen en la cárcel por mucho tiempo sus crímenes, talvez por el temor de los nobles resarcidores, a que otra "mula" se vaya a meter un tiro al salir del panóptico. ¡Qué magnánimos y bondadosos son!

¿Otra joyita? ¿Qué tal la amorosa acción de la Betty Amores y su nueva ley de defensa de la niñez y otros triciclos? Dudo mucho que dicha ley haya salido del peculio de esta amorosa alma caritativa. Eso, no importa a la final, porque de seguro esa ley provino del profundo amor de enmohecido librero que tienen los revolucionarios de hoy, para con el hombre, hijo de la Pacha Mama.

La brillantez de estos jumentos ilustrados llega al extremo del absurdo. Ahora resulta que para fomentar la paternidad responsable, irónicamente van a hacer responsables a terceras personas, dando prioridad a aquellas que tengan vínculos de consanguinidad o de parentesco, a que asuman precisamente, la responsabilidad de los hijos, que algún otro pariente no tan responsable supuestamente debería tenerla, por haberlos engendrado.

Es decir, si yo soy un promiscuo sujeto, como aquellos izquierdosos que, con su labia y destellante (para algunas féminas) conciencia social, capitalizan sendos fervores uterinos de manera consuetudinaria, y fruto de ello dejo desperdigados por la faz de la tierra, hijos bastardos o no, el estado se encargará de endilgar esos hijos míos a alguno de mis parientes, comenzando por los de mas cercana afinidad sanguínea. No importa si esos parientes son pobres, no poseen los medios para asumir dicha carga, o simplemente no quieren, o si sean personas idóneas para la tarea impuesta por la sabiduría estatal, originada en la mente de algún comedido revolucionario. En este caso, como se puede ver, la libertad de los individuos no es respetada, y se les impone el mejor criterio de estos caritativos sabihondos.

Supongo que ahora si, la gente la va a pensar dos veces, antes de echarse un polvito sin las debidas precauciones. ¡Qué ingenuos!

Es irónico, pero estos fulanos de los derechos humanos se preocupan por el futuro y la vida de esos seres humanos indefensos que pueden quedar desamparados si sus padres biológicos no se hacen cargo de ellos; violentan la libertad de las personas al imponerles el cuidado y manutención de un guagua ajeno. El dolor que los embarga es tal, que procuran, a través del estado, imponer de forma coercitiva esa responsabilidad sobre los hombros de terceros, para evitar que esos niños se vuelvan una carga para el estado. O sea, ese estado tan preocupado por sus miembros, quiere deshacerse de sus responsabilidades para con ellos, achacándoselas a otros. ¡Vaya forma de entender la libertad!

Y sin embargo, y al mismo tiempo, estos noveleros santurrones de roto grial, no se duelen de esos seres humanos no natos, y aúpan y se suscriben, por ser cuestión de modas, a las poses mezquinas y antihumanas de sendas mujeres asociadas en gremios y sindicatos de vaginas parlantes auto reivindicadas, que defienden los supuestos derechos de género y su apoyo al aborto. En ese caso, la vida del indefenso ser humano recién engendrado, concebido y que tiene todo el potencial de nacer y ocupar un puesto en la sociedad, es considerada una nimiedad en contraste con la gravedad que impone el derecho que le asiste a una mujer para decidir sobre su propio cuerpo. ¡Qué alguien me explique!

¿Mas de lo mismo? ¿Qué tal el revuelo que se armó por cuestiones de semántica? ¿Hurto o Robo?

Unos agenciosos comedidos, motivados por razones similares a las que motivaron a la elaboración de la ley de excarcelación después de un año si no ha habido sentencia, o a la de legalizar el narcotráfico siempre y cuando se lo lleve a cabo en cómodas cuotas de 400 gramos, llegaron a la conclusión de que privar a otras personas de sus bienes materiales en contra de su voluntad, por una cantidad inferior a los $600 dólares, o estafar con cheques sin fondos, ya no merece penas de cárcel, sino el equivalente a una nalgadita en el trasero y unos $5 dólares de multa.

Si. Los genios de la revolución, esos que infestan y parasitan las novísimas y expandidas instancias burocráticas del rechoncho estado, decidieron convertir en ley aquella noción de que si un choro se hiciese de bienes ajenos sin haber de por medio sangre, o semen, el crimen ciertamente sería una banal ofensilla menor merecedora de un simple regaño o a lo mucho una multa.

Veamos. Si un albañil, quien gana $600 dólares al mes y que utiliza una bicicleta de $200 dólares para transportarse a sus diferentes sitios de trabajo, lo asaltan, sin que de por medio corra una gota de sangre, y se le llevan la bicicleta así como sus herramientas valoradas en otros $200 dólares, y su celular de $100 dólares, a través del cual sus clientes lo podían localizar, el ladrón, en caso de ser aprehendido, con suerte, sería procesado en una comisaría. No hace falta un juez. No tiene relevancia el hecho de que, aunque para los exageradamente bien asalariados burócratas del gobierno, $600 dólares talvez sean poca cosa, para este albañil, esos $600 dólares representan un mes de supervivencia. Sin su bicicleta, sus herramientas, ni su celular, este individuo no podrá ganar esos $600 dólares el siguiente mes. ¿Habrán pensado en estas reales posibilidades estos paladines de la justicia?

Mientras tanto, el imputado simplemente será amonestado y a lo mucho multado con unos $5 dólares. Hasta eso, la vida del pobre albañil ha sido casi completamente destrozada al haber sido privado de su medio de transporte, herramientas de trabajo, y medio de comunicación. Y, gracias a los buenos oficios de estos impertérritos revolucionarios de púlpito y pupitre que están convencidos de haber dado un paso mas en la concreción de esos ideales de "modernidad" y "conciencia social", nuestras leyes, en lugar de estar al servicio de la generalidad de la población, teniendo en cuenta a los mas desprotegidos, se convierten en adefesios de coerción a favor de esas minorías “tan necesitadas”, como lo son los cacos, rateros, ladrones y estafadores. No contentos con ello, decidieron ir mas allá. Cuando no hay semen y sangre de por medio, el acto de privar de sus bienes a una persona sin su expresa voluntad, será considerado como hurto. Si por el contrario, escurre semen y chorrea sangre, el acto será denominado robo. Ante lo cual y de pronto, si se consideren acciones y sanciones un poco más severas para el perpetrador.

Los cheques sin fondos, chimbos y adulterados, ya no merecen mucha atención por las autoridades. Quien estafe y emita cheques sin fondos, no merece castigo alguno. ¡Otro avance en materia de derechos! Sobre todo, porque a pesar de ello, las personas y negocios todavía se ven obligados a aceptar cheques, so pena de multas y sanciones en caso de rehusarse.

¿Y la cereza del pastel? Pues ésta: Castigar con cárcel y severísimas multas a aquellos empleadores que no afilien al IESS, (seguro social) a sus empleados.

Desmenucemos este asunto un poquito. Por un lado, el gobierno está desesperado por dólares. No saben ya de dónde sacar más dólares para poder seguir derrochándolos absurda e infamemente en tanto gasto corriente. Por esa razón crean esta nueva ley, que posiblemente sea aprobada de manera rauda y obediente por los levantamanos de turno del nuevo cirquillo llamado Asamblea Nacional. Por otro lado, el mismo gobierno, para sostenerse en el poder con el apoyo popular, requiere de muchísimo dinero para seguirlo regalando a los pobres en millonarios “bonos solidarios”, “bonos de la pobreza” (ahora llamados de “la dignidad”) y muchísimos otros absurdos subsidios, que mantienen al pueblo estupidizado, sumido en la mediocridad pero contento en el corto plazo.

El gobierno sabe que necesita sostener la dolarización hasta cuando mas se pueda, (o hasta cuando estén seguros de tener al populacho sometido y sojuzgado) porque de caerse ésta, -la dolarización- existe el peligro de que se caiga el gobierno también. Como paréntesis a parte, vale mencionar que la dolarización no va ha ser necesaria, una vez que la sociedad ecuatoriana haya sido completamente sometida y cubanizada. Los Comités de Defensa de la Revolución Ciudadana (CDRC) son parte de ese plan, ya que al lograr infiltrar en el pueblo, en cada barrio, en cada manzana, en cada hogar a pesquisas y a esbirros soplones de este gobierno, el pueblo terminará por dejarse someter y obedecer a los tiranos, por el temor a retaliaciones, represalias y castigos que se puedan emanar desde las autoridades.

Yo creo que el gobierno aspira a sostener la dolarización hasta cuando ya sea posible ejercer la fuerza bruta y el poder del chantaje e intimidación en todo el pueblo. Una vez que los CDRC estén en pleno funcionamiento, no importará si se cae la dolarización. Ya nadie se atreverá a levantarse en contra del gobierno. El miedo al palo, suplantará a la dolarización. Igualito que en Cuba.

Volviendo al tema. Mientras se quiera mantener la dolarización habrá que ingeniarse formas de seguir exprimiendo esos dólares al pueblo. Volver más estrictas las leyes de afiliación al IESS de los empleados es una de ellas, ya que se aspira a que el IESS reciba más dinero por concepto de esta nueva ley. Y luego, por medio de alguna pantomima y pírrica justificación de tinte leguleyo, traspasarán ese dinero del IESS a las arcas del gobierno, para así seguir nutriendo a su mórbidamente obesa burocracia, financiando la atosigante campaña de publicidad gubernamental, los negocios del hermano mayor, nuevos avioncitos, mas armamento para que el poeta ministro tenga contentos a los militares, y para seguir en su misión regalona de dádivas. Con un pueblo convertido en mendigos, pedigüeños y menesterosos, gracias a haberlos acostumbrado a estirar el brazo y a esperar del taita estado todo, no existe posibilidad de que el gobierno se caiga. Si a parte de eso, se pone en marcha el macabro plan de los CDRC, simplemente se estarían poniendo los remaches a la consolidación de esta monarquía absolutista de corte bolivarianamente castrista.

La ironía del asunto radica en que, para estos hijos de la revolución, son más criminales y merecen mayores penas, aquellas personas que no afilian a sus empleados al IESSS, que aquellas que roban, hurtan, asaltan, tienen hijos de manera irresponsable, y trafican con drogas o son contumaces criminales que, por no haber sido encausados dentro de un cierto tiempo, salen libres como pajarillos inocentes.

Para esta revolución, es más criminal un ama de casa que no afilia al IESS a su empleada doméstica, porque ésta se lo pide para poder seguir cobrando su bonito de la pobreza. (El estado no da bonos de pobreza a quienes tengan afiliación al IESS.) Las empleadas domésticas y muchas otras personas que trabajan de manera informal, prefieren no estar afiliadas al seguro social. Yo no los culpo. Por un lado, el gobierno los convierte en pordioseros, y ellos sin recato ni vergüenza, se acostumbran a ese billetito fácil. Por otro lado, si yo estuviese en los zapatos de esas personas, también preferiría que no me afiliasen al IESS, porque no existe ninguna garantía de que esa institución vaya a vivir muchos años mas, y mas bien, y gracias a lo que está haciendo nuestro gobiernito, el IESS posiblemente desaparezca de la faz de la tierra, sin pena ni gloria, pero eso si, se marchará con bombos y maracas, cuando, cual agujero negro antes de desaparecer, absorberá con avidez el dinero de muchísimos ecuatorianos, que nunca lo verán retribuido en ellos durante su vejez, porque el IESS se esfumó. ¡Mas vale pájaro en mano que ciento volando! (supongo)

Cada día que paso, me convenzo más y más, que la revolución ciudadana y el socialismo del siglo XXI, no son otra cosa que la exaltación de la más excelsa estupidez humana, la cual parece ser infinita.

Y a propósito de los estúpidos, tenemos quienes se destacan en esa encomiable labor que es la de hacer estupideces a diario, llamadas ordinariamente, pendejadas. Y así lo dice Cabral…

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