viernes, 14 de agosto de 2009

Cubanito quiero ser.

Leo esto y esto y simplemente confirmo que en el Ecuador el cinismo, la impúdica impunidad y el permisivismo del pueblo están campantes y mas fuertes que nunca.

Leo esto otro y esto, y esto también y finalmente esto y esto y me invade el miedo y temor de que en nuestro país, lento pero seguro, las libertades de los individuos se verán menoscabadas, restringidas y cada día que pasa la cubanización de nuestra sociedad es algo inminente.

¿Cómo podemos apoyar y seguir suscribiéndonos a un gobierno que nos está llevando a un estado de opresión, de odio, no solo entre clases, sino entre parientes y amigos? Si pensamos que los horrores del pasado que otros pueblos sufrieron, y nos convencemos que son parte de un pasado muy lejano, les ruego analicen esta carta, su contenido y las noticias que sustentan mis palabras, para que lo piensen mejor.

En épocas de la Rusia Comunista, cuando Stalin mandó, la revolución premiaba con honores de héroe a todo aquel camarada que denunciase a cualquier persona que con sus opiniones u actos representase una amenaza desestabilizadora para la concreción de los “nobles” e “idealistas” objetivos de esta lucha iniciada por líderes que solo pensaban en el “bien” de sus pueblos. Cuenta la historia que incluso hubo casos como el de hijos pequeños que denunciaron a sus padres ante las autoridades revolucionarias, para luego fusilarlos, silenciarlos, amedrentarlos o exiliarlos a Siberia, (a los padres)

http://www.youtube.com/watch?v=TTdTcKqAeGM

http://www.youtube.com/watch?v=vEIxkwymZhs

http://www.youtube.com/watch?v=itPPRxy_AQ4

http://www.youtube.com/watch?v=sIZj3cSSp3g

En la Alemania Nazi, cuando Hitler gobernó ¡por la vía democrática!, el Reich había organizado un sinnúmero de grupos sociales encargados de que toda la nación marche por el sendero de la única verdad e ideología, el nazismo. Los jóvenes fueron el caldo de cultivo del Nacional Socialismo. Una vez adoctrinadas en aquel fanatismo político y racial, las juventudes nazis se encargaban de velar que los ciudadanos se encuentren “cómodos” dentro de los cánones dispuestos por el Führer y sus acólitos. Aquellos que eran sorprendidos en disenso y contraviniendo lo impuesto por el jefe supremo corrían el riesgo de terminar en algún campo de concentración o morir de algún tipo de intoxicación/sobredosis aguda de plomo.





En la Cuba Comunista, donde, hasta ahora, reinan los hermanos Castro, una vez fusilados, encarcelados, fugados y/o expulsados la mayoría de los “pelucones” de la isla, se crearon los CDR, (comités de defensa de la revolución) para asegurarse de que quienes todavía se quedaron en el paraíso socialista, no sucumban a las pecaminosas tentaciones que cualquier deseo del libre albedrío puedan causar. Estos CDR's no son otra cosa que la versión cubana de los secuaces y esbirros asalariados que colaboran con la revolución rusa, para salvaguardar sus mas "altos" preceptos y "nobles" objetivos a expensas de intimidar, acallar, acosar, espiar, chantajear y subyugar al resto de la población. Venezuela ya tiene lo suyo. Los comités barriales bolivarianos ya están cumpliendo su misión histórica y patriótica. Son los garroteros de mico-camandante.



En todos estos ejemplos citados, pasados y actuales, estos “clubcitos” sociales, llámense como se llamen, han sido auspiciados por sendos líderes revolucionarios para, supuestamente, "proteger las mas altas causas que sustentan a la revolución", para evitar que enemigos externos atenten contra el “cambio en curso” , o como diría el vicepresidente Lenín Moreno, para defender "no solo la democracia y al Gobierno constituido, sino que las promesas del Gobierno se cumplan, así como defender también la libertad de expresión”

Maquillando con benevolentes eufemismos de todo calibre y color, pretenden justificar la creación de estos centros de intimidación y espionaje, dejando en claro su temor a perder el poder y sobre todo, dejando entrever el pánico que corroe sus entrañas la simple idea de que el disenso, la crítica y la libertad de expresión opuestos a la verdad oficialista puedan engendrar o desencadenar en el resto de la población. Todos quienes apoyan estos comités le temen a la libertad de expresión en cualquiera de sus formas. Con recursos públicos se pretende financiar a escuadrones de pesquisas que, por convencimiento ideológico fanatizado -unos tantos-, o por mero espíritu mercenario y mercantilista, -los mas- espiarán a sus conciudadanos, los denunciarán ante el buró, colaborarán para incluirlos en sendas listas negras, les harán actos de repudio público, y lograrán a la larga, que el miedo y la desconfianza se apoderen de todos; que los unos sospechen de los otros, y al final, la libertad de expresión, la de acción y muchas otras mas, se verán terriblemente conculcadas.

Lo más triste de todo este sombrío, tétrico y macabro panorama es que quienes siempre se han llenado la boca en defensa de los derechos humanos, hoy brillan por su ausencia, silencio o miserable complicidad con algo que nos va a llevar a las épocas mas oscuras que el Ecuador haya vivido jamás.

Veo con horror el futuro de mi país. El autoritarismo despótico, intransigente e intolerante se está abriendo paso entre los ciudadanos. Hijos denunciando a sus padres. Vecinos espiando a sus amigos. Un gobierno inquisitivo y el temor por la vida y la seguridad propia ante el acoso de quien se supone nos debe proteger son ideas poco halagüeñas que recuerdan horrores que se creían superados.

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