viernes, 17 de julio de 2009

Un pasito mas hacia la cubanización.

A los medios de comunicación que hacen uso del espectro radioeléctrico ya los tienen amedrentados. Los pocos canales de TV que quedan, y que no son propiedad enajenada de la robo-lución, temen abrir mucho el pico, pues si lo hacen, el estado (entiéndase el gobierno) se reservará el derecho de revertir, renovar o no las frecuencias de radio y TV, que son propiedad exclusiva de esta entelequia llamada estado y amalgamada con unos sujetos que se consideran gobierno.

La prensa escrita no puede ser la excepción a estos actos de intimidación. Ya salió al paso el hermano de nuestro Goebbels criollo, un joven brillante de apellido Alvarado. Este señor ha dejado entrever que los medios de comunicación se benefician de un papel que se importa libre de impuestos. Y va mas allá, al aseverar que ese privilegio que tienen los medios escritos va a ser revisado, dependiendo de si el contenido de estos medios se acomoda a los criterios que hasta hace poco, Alfredo “Torquemada” Vera venía manejando sobre la posición de los medios. Es decir, favorables, en contra o neutros a lo que hace el gobierno.

Es decir, ahora los impuestos que deben pagar los medios escritos, por concepto de papel, dependerán de la discrecionalidad del inquisidor de turno y los reportes que se generen en la secretaría anticorrupción. Si el medio escribe mayormente de forma desfavorable, se le añadirán impuestos al papel que importan para escribir sus “desfavoritismos”. De similar manera, aquellos medios que demuestren actitudes favorables a la robo-lución ciudadana, serán eximidos de pagar impuestos en el susodicho papel. No queda claro cómo irán a proceder con aquellos medios escritos que han sido juzgados por el inquisidor del gobierno como neutrales.

Como cereza para aderezar la ignominia y ensalzar el oprobio de este nuevo episodio de odio, intimidación, chantaje, paso indefectible a una cubanización de nuestra sociedad, tenemos el video del “Mono Jojoy” confirmando lo que ya todos sabíamos.

Cuando la mentira sea insostenible por la contundencia de las evidencias, entonces, con cara dura y rictus rígido y serio, espetarán a los cuatro vientos: ¿Y qué tiene de malo en ser amigo de las FARC?

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