viernes, 7 de mayo de 2010

Dispepsia: Solo pasa en Ecuador.

Leo hoy en la prensa a este bondadoso hombre de la revolución dolerse por un poetastro, cuyas filiaciones subversivas y actividades terroristas condujeron a su desaparición en los años del gobierno de Febres Cordero.

El amable y afable editorialista se lamenta porque a Ecuador no ha llegado un fiscal figureti como el tal Baltazar Garzón, para que, con su encomiable sapiencia, intervenga en casos de supuestas violaciones a los derechos humanos. Quejica, pero desafortunada y lamentablemente de manera cierta-+ y justa expresa que los derechos humanos de un iluminado terrorista deben ser resarcidos, (aún post mortem) y que los sospechosos usuales tienen que ser investigados y castigados. El articulista equipara la celebridad del desaparecido poeta criminal con la de García Lorca o Antonio Machado. El antisocial del cuento, tiene derechos, pese a que éste, probablemente nunca, por las actividades a las que estaba vinculado, hizo o hubiese hecho un alto para considerar los derechos de sus víctimas.

Así son estos gentiles jesucristos de escritorio, los famosos "intelectuales progres" de esta robo-lución. Viven doliéndose por el prójimo y por eso proponen, cómodamente desde sus púlpitos y con las mejores intenciones, soluciones que involucran acciones impositivas por parte de una entelequia torpe e ineficiente llamada Estado, mientras sus cuerpitos se acomodan en mullidos sillones y adornan sus existencias con los objetos y gustos mas burgueses que el dinero pueda comprar.

Las horas terribles que tienen que pasar los presos en el Ecuador, han conmovido los corazones de estos pseudo paladines de la justicia humana. Se lamentan, por ejemplo, que una persona sea privada de su libertad por un banal delito menor, como portar o traficar unos dos o tres kilitos de cocaína.

Les duele que una persona pase tanto tiempo refundida en las mazmorras por un pecadillo benial como lo es el hurto. Es más, logran articular, a través de descerebrados, obedientes, obsecuentes y simplones emisarios, (léase asambleístas levantamanos) gestiones que persiguen exaltar diferencias mas allá de las semánticas entre el vocablo hurto y la palabra robo. Es así que lograron establecer legalmente la diferencia de estas dos palabras por medio de los eventos envueltos en su consecución. Exagerando un poquitín, se podría concluir que han llegado a sublimizar la estupidez humana, pues por poco y más, logran establecer que en caso de haber sangre y semen de por medio, el delito de expropiar los bienes y objetos en contra de la voluntad expresa del individuo que los posee, será considerado robo, de lo contrario, un mero hurto, que no merece ni siquiera la atención de un juez, sino de un comisario. Sus ojos han visto tanta injusticia envuelta en aquellos casos de encarcelamiento y condenas por nimiedades como el narcotráfico o el robo, que se han sentido en la obligación de atenderlos como se debe... cárceles de lujo, con ventanas con vista al mar, rebaja o suspensión de condenas, indultos, cual bovino en la plaza de toros, por ejemplo, a pederastas convictos, que, por haber sido afortunadamente ecológicamente concientes, les hace merecedores de tales premios.

Sus nobles propósitos -los de la mentes lúcidas- se han visto plasmados en esa ley que diferencia el hurto del robo basándose en el valor del monto sustraído y en el grado de violencia impreso en tal acción.

Las condiciones de los convictos los conmueven hasta el tuétano, que sus preocupaciones logran gestas heroicas como la rebaja de penas y la famosa ley del 2 x1.

Irónicamente, son los mismos y las mismas, hombres y mujeres, revolucionarios y revolucionarias los y las que se encargan de engendrar otras linduras que contradicen sus nobles propósitos justicieros y de ecuanimidad y homogeneidad socialista.

Un padre de familia es arrestado en su puesto de trabajo. No entiende de qué se le acusa, pues es un individuo trabajador y responsable que se preocupa por su esposa e hijos. El sujeto se las arreglaba para proveer para su familia.(*) Un abuelo es arrestado en su domicilio. Su crimen: haber tenido hijos y nietos.

¿De qué se les puede estar acusando a estas dos personas, para que se merezcan la privación de su libertad?

Simple: tienen que pagar por los yerros de otros, que por mala fortuna tienen vínculos de afinidad consanguínea.

Gracias a los buenos oficios de estos agenciosos filosofastros de cafetín y otras lacras y noxas ilustradas de los supuestos derechos humanos, la legislación ecuatoriana, de la mano de la revolución ciudadana, ahora contempla la prisión para terceros, (la culposidad imputable a otros por el grado de consanguinidad) que por motivos de vínculos de parentesco, deben pagar a manera de castigo, por las irresponsabilidades de individuos que no han cumplido con sus deudas en los juicios que se les han entablado por alimentos.

Pues sí, ahora cualquier cachonda persona puede engendrar hijos de la manera más irresponsable y no preocuparse por las consecuencias que aquello pueda acarrear. Un sujeto deja hijos regados por todas partes, y el tan "humanitario" Estado, con el poder otorgado por esas iluminadas mentes, va tras los parientes más cercanos para que éstos respondan por las deudas del semental ausente.

Estos semovientes de Carondelet, criaturas piadosas, se duelen por esos pobres hijos e hijues, que no tienen padre que de la cara por ellos, y por eso, la emprenden en contra de cualquier otro pariente cercano para que responda por esos niños abandonados. Pero así como se duelen por los niños, así mismo abogan por la muerte de ellos, pues muchos de estos filosofastros están a favor del aborto, maniqueamente lograron dejar la puerta abierta para tal atrocidad inhumna en la sábana que se redactó en Montecristi, porque simplemente se duelen por aquellas mujeres que no pueden decidir sobre sus cuerpecitos. Defienden a los niños y al mismo tiempo fomentan su destrucción. No cabe duda, vivimos en una decadencia moral horrible.

Resulta entonces, ridículo, pueril y hasta burdo ver que alguno de estos biempensantes esté derramando lágrimas de cocodrilo por un poeta de poca monta cuya existencia terminó de la misma manera como posiblemente pretendió tratar y ultimar a sus víctimas.

Si. Es cierto. Necesitamos de un Baltazar Garzón que venga al Ecuador y empiece por encausar a estos inútiles voceros de los derechos humanos, que lo único que saben hacer es hartarse con los platos de lenteja y mendrugos de pan, que desde Carondelet, el mandamás les arroja, mientras raudos agilitan sus buenos oficios, los mismos que resultan a la postre ser tan dañinos, ofensivos y denigrantes como los crímenes y criminales que dicen perseguir.

Que venga el Garzón y les pregunte: ¿Qué carajos hacen y qué acciones emprenden cuando, por ejemplo, ven en la televisión como un individuo es convertido en antorcha humana por parte de una enardecida turba? ¿Acaso inician investigaciones y proponen sanciones para quienes, plenamente identificados por las cámaras, participaron de dichos linchamientos y asesinatos? ¿Acaso los persiguen de igual manera como persiguen a un presidente de derecha al que acusan de haber sido el promotor de otros abusos y crímenes de lesa humanidad? ¿Por qué las Elsies Monjes y otros despistados de los derechos humanos no se hacen presentes en estos actos de violación de derechos humanos, y solo se dejan ver cuando el asunto tiene marcadas cargas ideológicas? ¿Por qué los defensores de los derechos humanos son gente de inclinación izquierdista? Si no, que alguien me explique: ¿Por qué Baltazar Garzón no ha emprendido acciones de similar laya a las que inició en contra de Pinochet, en contra del octogenario dictador y asesino de Fidel Castro?

Por eso y por mucho más, he terminado por convencerme de que el socialismo por antonomasia es malo y perverso. No se puede perseguir el bienestar colectivo, a través de imposiciones y coartaciones. Nadie tiene el derecho a imponer a otros, por los mecanismos que fuere, su mejor opinión sobre las cosas, aún cuando se piense que la opinión propia es la más acertada, la más sensata de todas y cargada de las mejores intenciones. El camio al infierno está pavimentado de buenas intenciones, nos lo contaba Dante Alighieri. Nadie puede matarle la vaca a otros, yéndose por encima de la autonomía y libre albedrío de éstos, simplemente porque se cree que los beneficios de sus acciones –matarles la vaca- les va a mejorar la vida. Nadie puede imponerme su criterio de qué es lo que más me conviene, y peor aún sustentar esta actitud en la idea de que se la quiere llevar a cabo, porque quien la eructa dícese saber mas y mejor que el resto.

El socialismo es malo y deletéreo. La corrupción es contagiosa y dañina. La falta de institucionalidad cataliza los procesos de corrupción acompañados de desparpajo y cinismo. Todos estos factores juntos, mas las presencia de las manitos limpias, los corazonsitos ardientes y las mentesitas lúcidas, hacen la receta perfecta para conducir al Ecuador a un destino inevitablemente funesto y siniestro.

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(*) Actualización: Hice mención del abuelo arrestado por juicio de alimentos, como un posible hipotético ejemplo. Hoy me entero que mi hipotético ejemplo si ha sido un caso real. Esta revolución y su estupidez se proyectan mas allá de cualquier onirismo surrealista que uno pueda imaginar.

4 comentarios:

Juan Montalvo dijo...

He seguido con cierta curiosidad el caso del famoso Juez Garzón. El tipo tuvo los arrestos de emitir una orden de busca y captura internacional contra Pinochet por crímenes de lesa humanidad, en principio por los ciudadanos Españoles que desaparecieron durante las refriegas en Chile. En su momento me resultó raro por temas de complejidad jurisdiccional (los crímenes,normalmente, son juzgados en los territorios donde se cometen y bajo las leyes de dichos territorios con independencia de la nacionalidad de la víctima), pero luego me pareció una herramienta interesante para que los tiranos del mundo dejasen de escudarse en leyes acomodaticias y sectarias normalmente dictadas a su conveniencia. Me habría gustado una orden de busca y captura de Fidel, por ejemplo, pero se ve que la justicia no es tan ciega como debiera.

El problema con Garzón es posterior: parece que el tipo, escudado en su fama y fortuna (cobra auténticas millonadas por dar charlas), se ha creido intocable, por encima de la ley, y ha cometido atropellos que parecen evidentes prevaricaciones (como grabar conversaciones confidenciales entre preso y su abogado, ignorar para algunos leyes que si aplica para otros (Ley de Amnistía se ignora para juzgar franquistas pero se aplica para proteger comunistas) y no excusarse de juzgar causas contra banqueros a los que pide plata para sus charlas. En fin, que es lo de siempre: cuando la gente llega al poder se endiosa y se considera por encima de la ley... y eso, amigo Juan Sebastián, es una de las razones más poderosas para limitar las estancias de poder a la mínima expresión.

Juan Sebastián Utreras-Carrera dijo...

No puedo estar mas de acuerdo contigo, JM.

Unknown dijo...

Estimado Juan Sebastian:
Vivimos tiempos difíciles, la realidad que vivimos ahora en el Ecuador a ratos dan para desear salir corriendo, sin embargo, aqui estamos, en el Pais de Manuelito, sobreviviendo, sobrellevando las locuras que suceden... algún rato tendrá que terminar este suplicio, en el intermedio no queda mas que trabajar, declarar los impuestos para alimentar a los iluminados de manera que no se metan con uno. La palestra política hacia la oposición resulta mas bien inocua en este momento, sin embargo, las cosas caen por su propio peso...

Professor Hoax dijo...

Me alegro que vuelvas a postear, siempre es refrescante tu opinión. Respecto al post, pues el hecho de ser "revolucionario" justifica todo, el robo, el secuestro, la extorsión. Si se lo hace por "el cambio revolucionario" está bien, no importa que en ese camino hayas violado el derecho y la libertad de otros, mientras sea por ese sagrado fin, está bien.

Claro que tampoco estoy de acuerdo en las medidas que los gobiernos puedan tomar fuera de la ley, despariciones o ejecuciones extrajudiciales ya que también violan principios inalienables de las personas.

Lástima de país, aquí tendremos que aplicar este pensamiento del Libertador Simón Bolívar, tan adorado por nuestro revolucionarios, "Las cosas han llegado a tal punto en nuestra América que no nos queda otro camino que emigrar".