lunes, 2 de marzo de 2009

La Inseguridad

¿Por qué existe tanta inseguridad en el Ecuador? No es una pregunta fácil de responder, pero al menos, se que no se trata de una mera percepción “a la Bustamante”. La inseguridad obedece a un sinnúmero de factores, muchos de ellos, son modificables o influenciables por acciones de los gobiernos. La pobreza, es un factor que influye en el aumento de la delincuencia. El gobierno, a parte de demostrar incompetencia y negligencia en el aspecto seguridad y el control policial, también se ha destacado por no hacer nada para combatir la pobreza. Nos ha aislado del mundo, ha espantado cualquier tipo de inversión extranjera, ha destruido la institucionalidad, y con ello, no existen garantías constitucionales que, precisamente, garanticen a nadie, que sus inversiones estarán seguras; ha ahuyentado a quienes pensamos regresar; ha expulsado a empresas al margen de cualquier marco legal, ahondando así, en ese sentimiento de inseguridad y desamparo. No hay nuevas fuentes de trabajo, mas allá de los miles de nuevos puestos burocráticos.

La constitución no ampara a nadie. Es letra muerta, y es el propio gobierno y sus áulicos quienes la desfloraron y la siguen sodomizando diariamente. El cinismo, descaro, desfachatez e impunidad han sido sublimados por este gobierno y sus colaboradores. Con los subsidios y bonos, este gobierno solo ha robustecido la miseria, ha forzado al pueblo a convertirse en menesteroso que estira la mano en espera de esas dádivas. Ataca a los empresarios, que son los que crean fuentes de trabajo. Y quienes deben velar por el cumplimiento de la constitución y las leyes, están embriagados por libar con los jugos de las medias del mandamás.

Otra razón del incremento de la delincuencia, y que también es influenciable a través de acciones del gobierno y sus dependencias, es la educación. Tanto la formal, como la informal. Formal: maestros que son analfabetos funcionales en el mejor de los casos, sin incentivos para superarse, secuestrados por gremios políticos compinches de este gobierno. Escuelas mal equipadas. Fachadas renovadas y unos cuantos galpones inaugurados con bombos, platillos y borrachera, cortesía de Alianza País. Currículos académicos arcaicos, rígidos y carentes de fundamento científuci, son algunos de los logros de la revolución ciudadana. Educandos, mal nutridos y enfermos crónicamente, sin acceso a buena salud. Hospitales abandonados, médicos mal pagados. Informal: los valores que se inculcan y transmiten al pueblo. O sea, el mal ejemplo que se emana de las autoridades. Un gobierno que en lugar de respetar la constitución redactada por sus propios levantamanos, simplemente la usa como papel higiénico, o como utensilio de represalia contra los opositores o los “enemigos”. El caso omiso a las leyes, o la argumentación de tinterillo, para justificar los actos de los miembros de este gobierno, cuando se encuentran en clara violación o contravención con las leyes y la propia constitución que ellos forjaron. Estos actos simplemente fomentan una cultura de irrespeto e impunidad. Todos se sienten la mamá de Tarzán. Nadie puede, ni tiene la autoridad moral o ética para reclamar, condenar o sancionar, si la corrupción se inicia en las mas altas envestiduras. No hay un imperio de la ley. Se cobran impuestos, pero no se destina ese dinero para fortalecer un sistema de seguridad, ni educación, ni salud. Se dilapida ese dinero en el circo diario, una obesa, torpe y ociosa burocracia, en la propaganda y en las limosnas. La delincuencia le debe mucho a esta revolución, a su miope y burda visión de servicio social.

[Si uno escribiese para querer figurar o por el gusto de ser tomado en cuenta, es mejor dedicarse a otra cosa. Yo escribo, para elevar mi voz de inconformidad, y para que mis palabras, ojalá, lleguen a quienes tienen que llegar, es decir, a los aludidos. La vanidad no es lo que me motiva a escribir. La frustración si.]

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